Deseo proponer diez principios, un decálogo, que me parecen propios de la diplomacia y geopolítica del Papa Francisco.

1. Quiero empezar con una reflexión sobre el horizonte. “Quien no tiene un horizonte, sobreestima y magnifica aquello que le está más cerca”, afirmaba el filósofo Hans-Georg Gadamer. El horizonte de los problemas sociales y políticos que debemos afrontar hoy abarca al mundo entero. No podemos aislar a Venezuela o a otro país del resto del mundo.

Todo es interdependiente.Papa Francisco tiene siempre este horizonte de la fraternidad universal, de la familia humana, e impulsa a cada nación,a cada Iglesia local, a asumir la responsabilidad de cada sufrimiento e injusticia que se vive en los diversos países del mundo. Además, debemos recordar que el horizonte es, sobre todo, el punto donde la tierra se encuentra con el cielo. El horizonte que trae luz y novedad es aquel del cielo, el que fue abierto a través del cristianismo, por Jesucristo y por su Evangelio.

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