COREA EE.UU

DIPLOMACIA Y NEGOCIACIÓN

Emb. Julio César Pineda

Como lo publicaba el Washington Post, el encuentro histórico entre Donald Trump y Kim Jong-Un el pasado 12 de junio, no ha sido más que una primera etapa de lo que representan largas y difíciles negociaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte. La Diplomacia continúa siendo el arte de la negociación con el imperativo del artículo 33 de la Carta de la Organización de Naciones Unidas (ONU) de la solución pacífica de Controversias Internacionales entre los Estados del actual sistema mundial, a pesar del informe de la propia ONU en 2014 sobre los Derechos Humanos de la República Democrática de Corea. En Singapur ambos Jefes de Estado decidieron dejar en el pasado sus confrontaciones y diferencias que estuvieron cerca de desencadenar un conflicto nuclear, con bombas termonucleares y misiles intercontinentales. En 12 segundos con un apretón de manos y cuatro horas de discusión Trump y Kim Jong-Un permitieron el acuerdo más importante de la década.

Con la conclusión de “una desnuclearización completa de la península coreana” separada por el Paralelo 38 de la Segunda Guerra Mundial, es el último eslabón de la cadena de la Guerra Fría, que ha sobrevivido a la desaparición de la URSS y los cambios de la China comunista. Donald Trump y el Presidente Kim se comprometieron “a abrir un nuevo capítulo entre nuestros dos países”. Sin embargo, el Jefe de Estado de EE.UU. advirtió que las sanciones a Pyongyang serían levantadas sólo cuando las bombas atómicas no formaran parte de la ecuación negociada. La primera respuesta de Washington, contrariando a Corea del Sur, ha sido la suspensión de los ejercicios militares tradicionales en el sur de la península, pero después de que Corea del Norte ha dado pruebas del desmantelamiento del complejo nuclear bélico.

La Comunidad Internacional espera una positiva evolución en la dinámica de esta compleja situación para poder calificar el evento de Singapur como histórico y trascendente. Tres presidentes estadounidenses y dos líderes de Corea del Norte ya habían hecho intentos sin resultados palpables en el necesario sendero de la convivencia y la paz, no sólo entre las dos Coreas sino entre Pyongyang y el actual sistema internacional. Corea del Norte ha continuado sus desarrollos atómicos y la tecnología de los vectores nucleares, habiéndose convertido en una real amenaza no sólo para Seúl sino para Tokio y el propio Estados Unidos.

En la prensa norteamericana se relaciona esta iniciativa con la del presidente Richard Nixon cuando en 1972, decidió una nueva relación con China Continental y el reconocimiento de esta potencia a nivel internacional, viajó al encuentro con Mao Zedong dentro de la desconfianza de la élite política estadounidense y el escepticismo de Occidente. Esto abrió una nueva etapa en la histórica confrontación entre Beijing y Washington. Como en esa oportunidad, el deporte también estuvo presente. Con China juega el pingpong y en el caso de las dos Coreas, los Juegos Olímpicos de Invierno. Pero además de China, Washington también solucionó su confrontación con Vietnam, sigue demostrando que la Diplomacia puede actuar para reconciliar enemistades del pasado y emprender nuevos caminos hacia el futuro. Sigue teniendo vigencia la estrategia de la Universidad de Harvard y en particular la del Profesor William Ury de su libro “Cómo negociar con Personajes Difíciles”, donde las relaciones personales son importantes para la Diplomacia de Estado. Pero también Donald Trump parece que ha aplicado su estrategia diseñada en su libro “El Arte de la Negociación”, en el camino de la solución de problemas difíciles.

Por ahora, además del reconocimiento internacional de Corea del Norte, es la economía de ese país quien puede tener mejor resultado cuando de la economía socialista planificada pueda pasar a una economía de mercado, porque los últimos años se han dado pasos en esta dirección, igual que lo hizo China con la llamada responsabilidad de gestión empresarial. Por eso China y Vietnam y la misma Alemania democrática han servido de ejemplo. Corea del Sur ayudará en este camino con la construcción de un ferrocarril que unirá las dos Coreas, mejorando la economía de ambos países y afirmando la cooperación del Asia del Noreste.

En la Diplomacia, el Gobierno comunista de ese país se adaptó a las exigencias occidentales, cuidando todos los detalles, incluyendo el hecho de la diferencia de estatura entre los dos Jefes de Estado. La Cancillería coreana prefería la foto oficial de los dos líderes sentados.

Durante tres años, representé a Venezuela como Embajador ante la República de Corea y fui testigo no sólo en Seúl sino en todas las ciudades que visitamos del permanente anhelo de la reunificación de la península coreana, comenzando por el reencuentro de las familias separadas en los tres años de la cruenta guerra entre las dos Coreas separadas desde 1953 por el Armisticio del Paralelo. En estos años, que coincidían con el proceso de la reunificación de las dos Alemanias, en los círculos universitarios y políticos, estudiaban este proceso que convirtió a Alemania en una potencia mundial, como viable entre Pyongyang y Seúl para una sola Corea que naturalmente generaba temores a las potencias interesadas geopolíticamente en esta nación; naturalmente que China nunca ha visto con buenos ojos el resurgimiento de una Corea económica, política y militarme poderosa en la región, como tampoco a su vecina Rusia y menos a los Estados Unidos que tienen presencia militar bajo la excusa de la defensa de Corea del Sur.